Tal vez pasemos mucho tiempo de
nuestras vidas buscando amores que nos deslumbren el alma, que nos hagan
felices, cuando en realidad no queremos.
En realidad nos mentimos, y nos encanta (si, nos encanta) sufrir por amor.
Nos fascina tener una historia triste y dramática que contar.
Tener lagrimas a quien llorarle.
Porque a decir verdad, la felicidad completa y constante es muy, muy aburrida.
Tener lagrimas a quien llorarle.
Porque a decir verdad, la felicidad completa y constante es muy, muy aburrida.