Se quebró la calma y el silencio en ruido se volvió, quedaron desnudos nuestra imagen y nuestro dolor, se mezclaba el cielo junto con la calle y el rencor.
Nos lleno de miedo donde fue el amor.
En el camino caes en la cuenta que todos solo son pequeñas y grandes estrellas fugases, que un día vienen y cuando pestañeas: ya no están. Así es, viviremos cada día y segundo de nuestra existencia presenciando su llegada y su partida.
A veces quisiera anclarme justo aquí y tener el valor de decir todo aquello que disuelvo en té.
Todavía sueño con que un día todo vuelva a tener esa paz que de a poco se me escapa.
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