Me iré de viaje, al cielo infinito. A por allí y por allá, a observarte de lejos y tal vez, de arriba. Escribiré cartas hechas de nubes y te contaré que por aquí todo esta bien, que ya no puedo llorar, no hay tristeza. Todo se siente en armonía y la paz me invade cada vez que intento recordar como es que fui a parar a semejante paraíso.
La muerte me ha dado la vida que me faltaba y ahora todo esta bien, créelo. Cariño, no llores. No reses tanto que pierdes el tiempo. Aquí yo te cuido y te espero, por los siglos de los siglos y las eternidades. Mira, observa, todo seguirá igual aun así sin que yo esté.
Me he ido de viaje, sin destino ni pasajeros en este tren de luz, encontré la libertad. A los limites y dimensiones que todos decimos conocer. He visto la vida de frente y no se parece en nada a lo que los científicos afirman o de lo que tú creías.
Se fuerte, respira y disfruta porque sigues viva. Recuérdame en silencio y dibuja la sonrisa, que a pesar de los meses yo sé que sigue escondida por ahí. Hija, crece y dame nietos, uno, dos, tres o tal vez cuatro, como mas prefieras. Que yo te miro, orgullosa, noche y día porque no existe el tiempo. Y te resguardo, en los recuerdos y en esta manera bonita de sentirte. No olvides, que la muerte solo es un proceso que a veces las personas necesitan para seguir adelante. Que no hay infierno y que aquí estamos todos. Porque acá arriba, somos todos iguales.