Porque hice todo, porque intenté todo.
Porque intenté tener buen humor, intenté ser fría, intenté no llorar, intenté llorar.
Porque intenté arreglar las cosas, por más que fuera imposible.
Porque escuché tus lágrimas y te ayudé, porque te escuché reír y te envidié.
Porque me creí una enferma psicópata, porque creí a todos locos.
Porque ya nada quedaba, porque ya nada intentaba.
Porque intenté adaptarme y no lo logré, porque intenté desaparecer y no lo logré.
Porque intenté callar todo lo que tenía adentro.
Porque ya no tenía nada adentro, y porque había dado todo.
Porque sostuve que aunque no era la mejor amiga del mundo, por lo menos no criticaba a mis amigos, porque me di cuenta que ellos preferían a alguien falso, porque me di cuenta que yo no era así.
Porque me di cuenta que lo que yo necesitaba hacer para estar nuevamente viva, era ser la clase de persona que odio.
Porque ahí entendí que no había arreglo.
Porque la muerte parecía un sueño, y cada segundo de vida un infierno.
Porque ahí entendí que mi persona había desaparecido y sólo era un conjunto de órganos y sangre funcionando como una máquina.
Porque me convertí en un desorden.
Porque entendí que desaparecí, y fue por tu culpa.