No la entendían y no lo iban hacer.
No por sus marcas en las muñecas, no por la tristeza y decepción que llevaba en sus ojos, si no porque no la querían entender, porque no les importaba.
Porque sus planteos no eran cuerdos, porque ni siquiera un médico entendía cuando ella le explicaba con una paciencia irreal que las leyes de la física se podían suspender, que lo que subía podía no bajar, que el tiempo podía ir y venir sin control alguno y que ella no podía controlar absolutamente nada de lo que le pasara.
Simplemente no la entendían, y ella simplemente necesitaba eso.
Porque se supone que cuando uno esta mal, quiere eso. Quiere contención y ayuda,
¿Qué mierda importaba lo que necesitaba? Ella estaba loca, ella era aburrida y rara.
Quizás estaba loca, quizás todos lo estábamos.